El interés por la investigación y la mirada atenta para el comportamiento humano son trazos distintivos en los trabajos del designer, de Minas Gerais, Alessandro Alvarenga. Como diseñador industrial, en casi dos décadas de actuación, este profesional ya acumula una sólida y diversificada experiencia, sobre todo en el sector de mobiliario. No sorprende, por consiguiente, que sus proyectos, más que incorporar una identidad exuberante, parecen tener, como foco prioritario, la satisfacción de las preferencias de sus usuarios. Sean las de orden inmediato, más afectas al uso y funcionamiento de cada mueble, o aun las subjetivas, vinculadas a la memoria afectiva. Resulta también de la vivencia experimentada en la producción en gran escala, el apego del designer al diseño limpio y sintético, que encuentra, en esta condición, su principal razón de existir. Porque para Alvarenga, aunque siempre es bienvenida, la verdadera simplicidad es la cosa más difícil de ser alcanzada.

Conjugar inspiración y rigor de ejecución es una de las características del buen design. En el caso de los muebles creados por Alé Alvarenga para la colección de Breton – la poltrona Amesh, la mesa de centro y el aparador Mitra, y las floreras y mesas Devah – este objetivo fue plenamente alcanzado. Bautizadas de Jardines Suspensos, las piezas surgieron de una investigación sobre los imperios Persa y Babilónico y fueron traducidas en muebles robustos, permeables a la luz y ricos en texturas. Y que apuntan para una coexistencia posible – y anhelada – entre plantas y mobiliario.

Texto por Marcelo Lima (Periodista y Crítico de Design).